¿Prohibir para proteger? La estrategia de Nueva York que elevó las rentas y las tarifas hoteleras
Alineados con esta visión de desarrollo urbano sostenible, desde AMVITUR proponemos avanzar hacia un modelo regulatorio inteligente, participativo y bien gestionado
Sean Cázares Ahearne
15/5/2025
A más de un año de la entrada en vigor de la Ley Local 18 que limita a las viviendas turísticas, Nueva York enfrenta los efectos de una decisión que elevó las tarifas hoteleras y no resolvió el problema de vivienda. El precio promedio por noche en hoteles subió de 287 dólares en 2023 a 308 dólares en 2024, un incremento del 7.4%, mientras que a nivel nacional fue de solo 2.1%. El resultado ha sido una ciudad menos accesible para el turismo y una mayor concentración de visitantes en las zonas más caras de Manhattan.
Las rentas también aumentaron. En los once primeros meses tras la entrada en vigor de la norma, los alquileres subieron 3.4% y alcanzaron un máximo histórico de 5,000 dólares mensuales en el centro de la ciudad, superando a otras grandes urbes como Boston, Chicago o Washington D.C. Lo que pretendía ser una solución a la falta de vivienda terminó provocando un incremento sostenido en las tarifas hoteleras, lo cual redujo las opciones de alojamiento y afectó a los viajeros con menor presupuesto y a la economía de las comunidades locales. La Ciudad de México aún está a tiempo de evitar este error.
Este ejemplo refleja que regular es necesario, pero prohibir no es la solución. Las ciudades que han restringido severamente las viviendas turísticas —como Venecia, Berlín o Barcelona— no han resuelto sus problemas de vivienda. Lo que han logrado es trasladar la presión a otros sectores, provocar informalidad, un crecimiento alarmante de fraudes y, sobre todo, perder competitividad como destinos turísticos.
Lo que últimamente se ha llamado “turismofobia” —y que abordaré con más detalle en una próxima columna— en realidad refleja una reacción ante la saturación mal gestionada. Al respecto, el anterior Secretario General de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Taleb Rifai, señaló que “el crecimiento no es el enemigo”, sino la mala gestión. Asimismo, advirtió que el turismo necesita una regulación específica, pero nunca dirigida a limitar el crecimiento.
En AMVITUR estamos convencidos de que no hay una solución única ni inmediata, pero sí hay evidencia acumulada de que las políticas prohibicionistas generan más daños que beneficios. El verdadero reto no es limitar al visitante, sino construir un modelo de desarrollo turístico sostenible, equitativo y bien gestionado. Esto implica establecer directrices claras para la operación de las viviendas turísticas, asegurar el cumplimiento normativo, incentivar la distribución del turismo en zonas menos saturadas y reforzar el tejido económico local.
En lugar de replicar medidas restrictivas, la Ciudad de México tiene la oportunidad de liderar con innovación e inteligencia regulatoria. La fórmula existe. Solo hace falta voluntad y diálogo. Desde AMVITUR proponemos un enfoque integral de economía colaborativa que impulse la inclusión productiva.
La economía colaborativa se basa en el intercambio de bienes y servicios entre personas, facilitado principalmente por plataformas digitales. Según un informe de Business Research Insights, el mercado global de la economía colaborativa —del cual las viviendas turísticas son parte— pasará de $260 mil millones de dólares en 2024 a más de $3.1 billones de dólares en 2033, con una tasa de crecimiento anual de 32%. Este crecimiento sostenido confirma que no es una tendencia pasajera, sino un modelo en expansión.
Por su parte, Deloitte ha destacado cómo la economía colaborativa y las plataformas digitales de alojamiento benefician a una ciudad al ampliar los beneficios del turismo, integrar a familias y pequeños propietarios a la cadena de valor, reducir brechas de ingreso y dinamizar economías locales.
A través de la economía colaborativa, las plataformas digitales de alojamiento permiten integrar a pequeños propietarios y emprendedores a la cadena de valor del turismo, generando nuevas oportunidades para quienes antes no participaban del sector. Esto quiere decir que las viviendas turísticas no son un fenómeno aislado; son una expresión concreta de una economía colaborativa que ya transforma las ciudades.
Alineados con esta visión de desarrollo urbano sostenible, desde AMVITUR proponemos avanzar hacia un modelo regulatorio inteligente, participativo y bien gestionado. El caso de Nueva York debe servirnos de advertencia, no de ejemplo. La falta de alternativas asequibles ha encarecido el turismo y generado nuevos desafíos para los propios residentes. México no debe replicar errores ajenos; necesita soluciones propias, basadas en evidencia, diálogo y visión de futuro. La Ciudad de México aún puede elegir otro camino donde la sostenibilidad no se base en prohibiciones, sino en una responsabilidad compartida.
Por Sean Cázares Ahearne
Director General de la Asociación Mexicana de Viviendas Turísticas
Publicado en El Heraldo de México